Diseñé estos muñecos para que pudieran ir a la lavadora, las telas eran de algodón y la pintura de la cara aparte de lavable era "no toxica", porque estaban pensados como juguete para niños pequeños.
Los llamé “Xavalets” (Chavalillos)
Este fue mi primer y último intento de tener personas trabajando para mí, en el proceso más mecánico, el cosido a máquina y el embutido de los cuerpos con bolitas de porex. El montaje final lo hacia yo, así como el pintado de las caras y la comercialización.
No funcionó porque no tengo carácter de empresaria.
También probé con otros muñecos de trapo como: dinosaurios, extraterrestres con antena en la cabeza, lunas y estrellas…
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